Y van los míos, y nos regalan un sillón de masaje shiatsu.
Al principio parece más un castigo que un regalo, porque cuando te enteras dices, madre mía, a ver dónde meto yo esto con lo petao que tengo ya el piso, pero luego le buscas sitio, y te das un masajito, y ¡¡cómo mola!!... se te olvida pronto lo que ocupa.
Como muestra, un par de fotos de Rocío probando el regalito.
Gracias reyes, digo... padres.
2 comentarios:
Ojo lo que te ha costado enterarte hijo, 32 y años y pico, pero al final lo has conseguido. Un beso
En realidad ya lo sabía, papá, me enteré el año pasado, pero no quise deciros nada, porque se que os hace ilusión beberos las copitas de licores que dejamos en la ventana...
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