Una vez decidida la necesidad (ay, la sociedad, que nos hace necesitar cosas compulsivamente...), empieza una fase tediosa... los presupuestos.
En mi caso he pedido 7 presupuestos diferentes, y la verdad es que oscilan en un rango de precios muy similar. Vamos a verlos:
Presupuesto 1: el oportunista.
Una mañana te levantas, y resulta que tu vecino de descansillo ha decidido hacer la reforma antes que tu. Y allí está el capataz de la reforma, tan oportuno, esperando a que le digas que pase por tu casa a medir y a que le cuentes tus intenciones reformadoras. Un mes más tarde, cuando ya pensaba que directamente habían pasado de mi, llega una carta con el presupuesto, que no detallaba en absoluto nada de lo que yo había pedido (eliminación del escalón, ventanas, escayola...) y con un precio, eso sí, el más BAJO.
Presupuesto 2: el de toda la vida.
Ya me habían puesto las puertas de casa, hace tres años, y cuando fui, todavía se acordaba de mi nombre. Por ambos motivos, he de reconocer que a priori ya tenían bastantes puntos ganados. Fueron a tomar medidas, y en una semana, ya tenía el presupuesto en mi mano. El precio: el tercero más bajo.
Presupuesto 3: el del colega de un colega.
Comentándolo en el trabajo, resulta que un amigo de un compañero tiene una empresa de reformas integrales. Gente joven, buen rollo, muy buena impresión. Pero en dos meses no me dio el presupuesto... cuando me llamó ya era tarde.
Presupuesto 4: el de la tienda fashion del barrio.
Paseando por el barrio vi una tienda modernita, muy bien decorada, con un empleado muy formal, con un trato muy amable. Me ofrecía dos presupuestos, para que tuviese más donde elegir. El primero, con una presentación impresionante, encuadernada. El precio: CARO
Presupuesto 5: el otro presupuesto de la tienda fashion del barrio.
El otro presupuesto de la tienda fashion, un poco menos elegante que el anterior, pero aún así... El precio: IGUAL DE CARO
Presupuesto 6: el que no inspira confianza.
Cuando entré a la tienda, me arrepentí, pero bueno, ya que estaba, me decidí a seguir adelante. Una decoración espartana, ochentera. El que fue a medir, a cualquiera de mis dudas daba soluciones que rayaban el mal gusto en la decoración. El presupuesto me lo dio por teléfono (anda que...). El segundo más bajo.
Presupuesto 7: el último.
Cuando ya casi estaba decidido, opté por pedir un último presupuesto en otra tienda del barrio que se me había pasado por alto. Formales y rápidos. El precio INTERMEDIO
Al final, obviamente, el ganador ha sido "El de toda la Vida". Precio medio, buen trato, bastante estilo en la exposición en su tienda, y confianza (espero que no se haga cierto el dicho de dónde hay confianza, da asco).
Ya les contaré.
1 comentario:
Algún día anunciarás lo que te cuesta??
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