18 octubre 2006

JavaBuilder strikes back !!



Dejé de jugar al World of Warcraft hace ya 9 meses.

La razón principal fue la casa nueva, pintar, amueblar, enyesar, poner enchufes, lámparas, grifos, el parqué... después vinieron los problemas de conexión, nueva casa, nueva compañía, retrasos en el router, problemas de sincronismo... luego habían cerrado el cupo en mi antiguo servidor Hachas y Dados, y para cuando volvieron a abrirlo, había llegado a casa la Nintendo DS, así que entre que no tenía tanto tiempo como antes (hay que repartirse entre tantas aficiones) y que la mayor parte de mis viejos compañeros de clan, amigos y rivales habían dejado de jugar, me fué entrando la pereza.

También ayudó que el server había sufrido un reset, y mi pequeña JavaBuilder estaba muerta, había que empezar de nuevo... ufff.

Pero la adicción al Wow es muy fuerte, se queda ahí, agazapada, y nunca te abandona. Y hace un par de semanas me lo instalé de nuevo. No jugué. Ni siquiera apliqué los parches. Pero ya estaba ahí, en mi disco duro, sólo un click me separaba de las tierras de Azeroth.

Y hace un par de semanas, mi querida y nunca bien ponderada Aerith, me comentó que había descubierto un nuevo server, basado en Mangos (un emulador distinto del que había en Hachas y Dados), y que aunque no jugaba mucho lo había probado y tenía muy buena pinta, Ciudad de Héroes. Y entonces, tras registrarme (sin problemas de cupo) puse a descargar los parches necesarios. A la sazón "1.12.0" completo y "1.12.0 al 1.12.1".

Ayer los instalé.

La emoción me embargaba de nuevo mientras creaba a la pequeña JavaBuilder, cual Ave Fénix volvía del abismo del olvido, para diezmar con su Staff a los enemigos de la Luz. Un mago como la historia nunca había conocido.

No llevaba ni un minuto jugando cuando me encontré a la valiente Perséfone, compañera de batallas en Hachas y Dados, que me confesó que había dejado de jugar hacía un año, y que era también su primer día en Ciudad de Héroes.

Es una señal. Algo grande surgirá de ese fortuito encuentro.

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